miércoles, 23 de septiembre de 2009

Que se le revientan los huevos...



Cómo me pone que te vistas de traje. Pero, míralo, ahí con el paquete todo aplastado... ¡Que se te van a reventar los huevos! Sin embargo, luego se los toco y están blanditos, y colganderos, humo...

lunes, 21 de septiembre de 2009

sábado, 19 de septiembre de 2009

El demonio

Me das mala vida, me tratas como un perro y me follas como si fuera un muñeco, un ser inanimado entre tus brazos de acero puro. A veces, cuando me estás porculizando salvajemente, miro tus ojos inyectados en sangre y me das miedo. Escucho tus bufidos, siento tu aliento estrellándose en mi pecho como una ráfaga de aire infernal y tengo la sensación de que no eres humano. Eres el mismísimo demonio, pero me follas tan jodidamente bien que no tengo huevos para alejarme de ti.




jueves, 17 de septiembre de 2009

Klaus Löwitsch

Me da la impresión de que jamás había visto a este actor, pero ha sido encontrar sus fotos por ahí y hacérseme agua el ojete. Menuda pinta de máquina folladora.












martes, 15 de septiembre de 2009

La fiesta (3 de 3)

Las mangueras no daban a basto para provocar una lluvia constante. Hacía un calor insoportable que invitaba a quitarse la ropa, a disfrutar de la desnudez, a compartir la sensualidad de los cuerpos desnudos.

Las parejas improvisadas se derramaban la bebida de los vasos sobre los torsos para luego lamerlos. Hasta vi a un grupo de alegres exaltados llevarse a un policía tras una esquina. No tardaron ni cinco segundos en despojarle del uniforme. Mientras unos se sirvieron directamente de su polla, de su culo, de su boca sedienta del alterne de las lenguas anónimas, otros, cual trofeos de guerra, se entretenían oliendo sus calzoncillos blancos, poniéndose la camisa y simulando que se sodomizaban unos a otros con la gran porra negra.














domingo, 13 de septiembre de 2009

La fiesta (2 de 3)

Me fijé especialmente en estos tres elementos, cuando el de la camiseta negra le metía mano al que iba semidesnudo. Empezaron así, como suele decirse, con las tonterías; pero luego el de blanco le quitó el pantalón y el joven quedó tendido sobre el césped con su enorme polla apuntando hacia el cielo.





Se iban turnando a la hora de mamársela; pero fue el de negro quien tomó la iniciativa de empezar a meterle la pipa por el culo en un juego sin fin: primero la chupaba bastante, se la metía por el ojete y la movía hacia dentro y fuera sin llegar a liberarla por completo; al rato la sacaba, la olía y la rechupeteaba con gusto para volver a  empezar a otra vez 

No sé cuánto tiempo estuvieron los dos gordos mamándolo y sodomizándolo con sus respectivas pipas. Cómo les gustaba saborear el instrumento de fumar mientras esperaban su turno. Hasta que el de negro no lo pudo soportar más, se bajó el pantalón y se la clavó sin miramientos. Era una bestia, un animal autómata, nacido para follar. Se aprovechaba de aquella víctima que en realidad disfrutaba mientras era salvajemente porculizada sobre el césped.

Yo hacía un buen rato que me estaba restregando la mano por el paquete y el de la camiseta blanca empezó a hacerme gestos. Me invitaba a unirme a la fiesta. Se apuntaba con el dedo la bragueta abierta. Quería que le chupara su polla de viejo cerdo y cachondo.


viernes, 11 de septiembre de 2009

La fiesta (1 de 3)

Y salí a la calle y había una marea humana, aunque más que humana era de machos, de tiarrones descamisados, semidesnudos, quienes me devoraban con los ojos a su paso. Todos se besaban, se tocaban, se sacaban las pollas y se las mamaban los unos a los otros. No importaba quién fueras, con quién fueras, si estabas emparejado no: todo era libertad, todo era sexo, una orgía sin fin.