Poco a poco el hombre rubio dejó de serlo, su pelo se volvió negro, dentro de mi cabeza, salpicado de canas blancas y tiesas, se echó unos cuantos años más encima, de repente, y ahora tenía un nombre, pero yo no me atrevía a pronunciarlo, ni siquiera me atrevía a pensar en él.
Las edades de Lulú
Almudena Grandes
Vaya, vaya. Conrado, mira lo que he encontrado por casualidad:
ResponderEliminarhttp://hosting.monsterfiles.com/show/6376925/220240
Espero que te guste y a ver si vuelves a salir de tu letargo y nos vuelves a deleitar con tus fotos y tus historias.
Un besote.
¡Vaya, menudo hallazgo! No tenía ni idea de que la imagen perteneciera a un vídeo... Qué cerdaco está hecho el madurito, como a mí me gustan...
ResponderEliminarTe agradezco tu aportación así como que te acuerdes de mí. Ojalá pueda volver pronto.
Un beso
Soy nuevo por aquí, felicidades por un blog que pienso visitar más a menudo.
ResponderEliminarUn saludo!
Muchas gracias, Iván. ¡Bienvenido!
ResponderEliminarUn beso