En el gimnasio me gusta ducharme con la puerta abierta, de espaldas, ofreciendo mi culo. Me excita pensar que al otro lado pueda haber algún tío pendiente de mí, mirándome. Mejor si es un madurito con barriguita turgente.
Mejor aún si se le pone morcillona pensando que me folla.
Mucho mejor si se trata de un casado reprimido que jamás ha sobado un rabo.
A veces tengo la sensación de que alguno se hace el remolón secándose en el pasillo, cerca de mi cubículo, donde dejo que el agua caliente caiga sobre mí sobreexcitándome.
¿Y si no puede resistirse? ¿Y si aprovechando que no hay nadie decide entrar en mi cubículo y cerrar la puerta?
Wow... morbazo de post. Me recuerda mi época adolescente, cuando me metía en los vestuarios del polideportivo para ver a los maduros duchándose. Me hacía el remolón y permanecía un bue rato deleitándome con los cuerpos peludos de los madurazos que más me ponían.
ResponderEliminarSe ve que fuiste un niño muy precoz y que sabías cómo montártelo.
EliminarGracias por contar tu experiencia.
Un beso
quiero darle el culo a un maduro de 50 a 90 años.
ResponderEliminarEl vestuario es un mar de fantasías, todos juntos desnudos, es un deleite.
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