viernes, 26 de diciembre de 2008

El nadador


Acaba de hacerse varios largos y ha quedado exhausto; está tan relajado ahí tirado, en el borde de la piscina, que su polla ha empezado a despertarse calentada por el sol. Me encantaría acercarle al paquete la lata de cerveza, aún fría, congelada: primero por fuera del bañador, casi sin rozar; luego por dentro, apretando el metal contra los huevos, supongo que para entonces ya duros, como dos bolas de petanca.

1 comentario: