Tener un compañero de piso buenorro es una tortura, una cosa mala, porque te pasas el día reprimiéndote las ganas de follártelo.
Cosa muy complicada cuando el tío, que es muy ordenado, se te pone medio en bolas para hacer las cosas de la casa; entonces le ves ese pecho-lobo, esos brazos, esa barriga de papi de fútbol de domingo y se te hace la boca agua al tiempo que tratas de ocultar la tremenda erección que te provoca su cuerpo semidesnudo
Te pasas todo el tiempo que no puedes quitarle ojo, pendiente de si se pone así o asao pare verle, aunque sea sólo un momento, el culo, el paquete, esos muslos que deseas recorrer con tus manos para agarrarlo de una vez por los huevos y decirle que no te puedes aguantar más y que le vas a arrancar los pantalones ahí mismo.
Tu imaginación vuela y quieres imaginar que te dice que sí, de modo que acto seguido lo visualizas, ya emputecido, patas arriba, con las chanclas haciendo equilibro en el dedo gordo de los pies mientras por fin te lo follas.
Pero es falso; pues por supuesto no le dices nada y te encabronas viendo cómo, según tú, se te insinúa. Lo crees cuando se tumba en el sofá para ver el fútbol acomodándose, con esa cara de cerdo, justo desde donde alcanzas a contemplar perfectamente su redondeado paquete y uno de sus pies te apunta, desnudo y desafiante, como pidiéndote que se lo comas... ¿Será calientapollas?
Pues si, yo cuando estoy limpiando me gustaría que viniese alguien y me ayudara, je, je,... a pasar el rato. Lo mejor es limpiar en bolas, de rodillas, con el culo en pompa.
ResponderEliminarSi yo me pongo en mi casa a limpiar en bolas, de rodillas y con el culo en pompa, te aseguro que hago de todo menos limpiar...
ResponderEliminarUn beso
¡Joder! Ya me hubiera gustado tener algún compañero de piso, de esos que comentas en esta entrada, en mi época de estudiante en la universidad.
ResponderEliminarUn besote
¿Y no tienes nada que contar respecto a esa época de estudiante que mencionas? Hum... tan jovencito e inocente...
ResponderEliminarUn beso
Hmmmm... ay no sé no sé.... Yo creo que precisamente este tipo de convivencias mata el bruterío y el cerdeo que pueda haber. Pero vaya, el día que me encuentre un peludo limpiando en bolas en casa ya te lo diré :P
ResponderEliminarAyyyy! estos 'Letales' como el del post... con ese puñetero candor, tan ordenaditos ellos... ¡qué peligro tienen los muy j_p_t_s!
ResponderEliminarNo se dónde lo hallaste, pero pasa el cerrojo! Tapia la puerta! Que no salga de casa jamás!!
Beso
Pues, la verdad Conrado, es que en aquella época yo estaba un poco gilipollas y mis quebraderos de cabezas me impedían hacer muchas cosas, ¡je, je, je!, quitado de las pajas en los baños de la facultad.
ResponderEliminarUn besote.
ConMaduros: ¿cómo va a matar la convivencia el bruterío y el cerdeo si lo que produce es tal dolor de huevos que te empuja a copular sea como sea?
ResponderEliminarHairy: pues lo encontré en un lugar del que no se debe tomar prestado nada...
Bandidoso: los baños de mi facultad olían tan mal, que sólo tuve intentos frustrados de pajas. ¡Qué asco!
Gracias por vuestros comentarios. ¡Un beso, majetes!
Nunca he compartido piso, salvo algún verano de vacaciones y ahí si que las fantasías me han desbordado muchas pero que muchas veces. Porque si al pasearse a pecho descubierto le añadimos el morbo de hacerlo en bañador por la casa y con calor, es que ya uno explota.
ResponderEliminarArgo: ¿y qué me dices de compartir habitación en una de esas vacaciones? ¿Y no te ha pasado tener que compartir cama?
ResponderEliminarUn beso
Jeje Conrado, hasta tienda de campaña he tenido que compartir ¡y contenerme!
ResponderEliminar¡Huy, con lo apretadito que está uno en las tiendas de campaña! Pierna con pierna, muslo con muslo, ¡qué calor!
ResponderEliminarUn beso