Hoy no voy a hablar sólo de sexo en su versión más frívola o divertida, sino que pretendo hacer una llamada de atención a aquellos homosexuales que tienen una manera de pensar que me resulta totalmente errada.
Dos tíos pasándoselo pipa
Todo se debe a que el otro día estuve viendo parte de una peli que se llama "¿Víctor o Victoria?" (Blacke Edwards, 1982) y en la que, en principio, nunca había estado interesado porque cuenta con la interpretación de Julie Andrews, a la que digamos que detesto un poquito (aunque no tanto como a Barbra Streisan). Conforme avanzaba la trama, la peli me resultaba cada vez más entretenida y, en concreto, hubo una escena que me llamó la atención por lo vigente del aspecto que se discutía en ella.
Resulta que James Garner está hablando con Julie Andrews, de la que duda que sea un transformista de verdad, y por si acaso, trata de dejarle claro que él es un auténtico macho diciéndole: "¿Qué clase de hombre es usted?", a lo que ella le espeta sabiamente: "Un hombre que no tiene que justificarse ni ante nadie ni ante sí mismo".
Me encanta que me follen y, cuando no tengo a ningún tío a mano, me meto el dedo por el culo y lo que haga falta
A mí esta respuesta me parece brillante, aunque por otra parte, me da pena pensar que un lema vital como ése, expresado en 1982, pueda ser en la actualidad, llegado el caso, tan necesario y oportuno como entonces. Y no me refiero solamente como contrapartida hacia los heterosexuales que recurren a los chascarrillos de tinte homófobo para reafirmar su heterosexualidad hacia los demás y, sobre todo, hacia sí mismos, sino, lo que parece aún más triste y preocupante, hacia los gays autohomófobos.
Podría poner varios ejemplos, pero para no extenderme me centraré en el que trata sobre el activo y el pasivo, el que da y el que toma. Porque, señores, a estas alturas, aún leo por ahí comentarios que me dañan las retinas cuando se hace referencia a que el activo es más macho, más viril, más hombre, que el pasivo, motivo por el cual hay bastantes gays, demasiados, que se niegan a ser sodomizados o que ocultan sus actividades a cuatro patas por temor a ver mermada su masculinidad. ¡Serán imbéciles!
El placer de que te hurguen en el ojete en cualquier parte
Pues si me está leyendo alguno de ellos, les diré que tan maricón es el que da como el que toma, y para no hacer referencia a mis propias palabras, recurriré a la RAE, que define la palabra homosexual en su segunda acepción como "Adj.: Dicho de una relación erótica: Que tiene lugar entre individuos del mismo sexo". Como podéis ver, la definición de homosexualidad no entra a valorar si en dicha relación erótica hay algún ojete de por medio, simplemente porque no hace falta para calificarla como tal.
Un maricón follando con otro maricón
Así que ya sabéis, estúpidos, vosotros también sois maricas tanto como el que más, aunque no queráis usar el culo.