Ya tengo ganas de que llegue el verano para hartarme de ver tíos en bañador, hombres cuyas vergas permanecen constreñidas en esos minúsculos pantaloncillos que lo marcan todo.
Y luego el calor, haciendo sudar la piel, que se vuelve brillante y salada al tacto con la lengua. Me gusta recorrer con mis labios los torsos desnudos, despacito, suavemente: primero por el pecho, dejando que el vello ralo me haga cosquillas en la nariz; luego hacia abajo, más abajo, despacio, donde la mata de pelo se esconde bajo la tela.
Y cómo me gusta sobar los huevos sudados, mojados, que se escurren entre mis dedos...
Y luego el calor, haciendo sudar la piel, que se vuelve brillante y salada al tacto con la lengua. Me gusta recorrer con mis labios los torsos desnudos, despacito, suavemente: primero por el pecho, dejando que el vello ralo me haga cosquillas en la nariz; luego hacia abajo, más abajo, despacio, donde la mata de pelo se esconde bajo la tela.
Y cómo me gusta sobar los huevos sudados, mojados, que se escurren entre mis dedos...