Un lector paracaidista es aquel que, de repente, un día, aterriza en el blog, lee lo primero que cae ante sus ojos y saca una conclusión equivocada.
En este blog, tanto los lectores que me honran con sus comentarios como yo mismo, nos dedicamos a ensalzar unos caracteres secundarios masculinos que son los que más nos gustan.
Ni este blog ni la persona que lo escribe son homófobos; por tanto, del mismo modo que no consiento que se me llame racista por el simple hecho de que no me guste un hombre negro para mantener una relación sexual con él, tampoco voy a consentir que se me llame homófobo si no me atrae un hombre amanerado para la misma actividad.
Lobo, si fueses lector habitual de esta bitácora, habrías leído cosas como las que se dicen
aquí, y comprenderías que en mi casa no se rechaza a ningún homosexual, sino todo lo contrario: soy el primero que aboga por la unidad de todos los homosexuales, independientemente de cómo sean. Ninguno me molesta, ninguno me estorba en la vida. Sin embargo, una cosa es la aceptación de todas las personas independientemente de su actitud y modos y otra muy diferente es que todos deban gustarme para el sexo.
Este blog, en su fantasía, en su mundo no real, habla frívola y despreocupadamente sobre sexo entre hombres. Constantemente se ensalzan los valores masculinos y, como en todo engrandecimiento gratuito, por comparativa, hay otros hombres que resultan menos valorados, como el barbas que te ha hecho dejar
tu bien recibido comentario. Sin embargo, si ha parecido que rechazo a los hombres amanerados, pido disculpas, pues ni ha sido mi intención, ni entra dentro de mi filosofía alejar de mí a alguien simplemente por que no cumpla unos requisitos, personales, subjetivos, para pasar un rato de sexo juntos.
Aprovecho para aclarar que este blog no habla de osos, ni va de dedicado a los osos. Este blog trata sobre hombres maduros y hombres rudos, viriles y masculinos; que da la casualidad de que son los que les gustan a los osos. Tampoco el que escribe se considera un oso, ni comulgo con la facción más extrema del mundo bear, la cual rechaza a otros homosexuales al considerarlos una amenaza, que dan mala imagen o que no pueden representar a la comunidad homosexual porque tienen pluma, son amanerados o les gusta vestirse de mujer. Si he de rechazar algo, rechazo ese modo de pensar.
Sin embargo, aunque opine así, me siento libre para decidir que no me gusta un hombre amanerado para llevármelo a la cama, ya que, repito, una cosa es que lo acepte tal y como es y otra muy diferente es que, debido a ello, tenga que hacer de tripas corazón y dejarme acariciar lascivamente por unas manos que no me levantan la libido en absoluto. No me considero homófobo por ello, pues. De todas formas, si alguien considera que yerro en mi modo de pensar, agradecería que lo argumentara, porque no me importa abrir el debate y que haya opiniones diferentes a las mías.
Si a ti, Lobo, te atraen sexualmente los hombres no rudos, amanerados y que se cuidan en exceso, me parece estupendo; pero has ido a visitar el sitio equivocado. Huelga decir que agradezco
tu comentario, pues siempre me agrada que, desde la educación, se viertan opiniones sobre aquello que escribo.
Salud.