martes, 8 de junio de 2010

Hombres de barrio (2 de 2)

(A Bandidoso)


Ya sabéis que mis hombres preferidos son aquellos corrientes, anónimos, con quienes me cruzo cada día en mi vida cotidiana; ellos son los que realmente desencadenan mis fantasías onanistas.

Por ejemplo, no hay nada más sugerente para mí que estar sentado en la sala de espera del dentista y aparezca un pedazo de macho que se repanchingue justo en el sillón de enfrente. Para ser perfecta, la escena debería completarse cuando el maromo en cuestión decida coger alguna de las revistas de coches de la mesa que nos separa y se zambulla en su heterolectura; porque entonces ya puedo mirarlo sin reparos, recorrerlo de arriba abajo para solazarme con el bulto de su paquete, con su barriga de padre de familia y con sus manos de maestro, mecánico o carnicero.



Pero como soy un salido, también me gusta fijarme en los tíos que van conduciendo junto a mí.



Y en los de mantenimiento de las piscinas.



Y en los jubilados que tratan de rebajar su colesterol andurreando por los parques.




Y en los tíos que se bajan del coche en los atascos para estirar las piernas.


Y en los que en el super te ceden su turno en la cola de la caja para verte el culito. Uf...



Y en los viandantes que mueven su culo zandunguero.




Y cómo no iba a faltar un cerdaco que se rasque el paquete...




Hombres de barrio (1 de 2)
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4 comentarios:

  1. Mil gracias, Conrado, por dedicarme esta entrada. No te imaginas la ilusión que me ha hecho tu dedicatoria y, por supuesto, me han encantado los comentarios y los tíos.

    Un besazo enorme, amigo.

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  2. joder como me calientan los machotes de barrio.....!!!!!

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  3. Madre mia los dos primeros, tienes razón que a esos esperas a tenerlos despistados para hacerles una resonancia en la mismísima sala de espera del médico jajaja

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