Ahora que me dispongo a abandonaros temporalmente, me gustaría hablar de vosotros, mis queridos lectores; y en concreto, de la forma en que me encantaría que os asomaseis a mi blog.
Me gusta pensar que machotes como vosotros disfrutáis con mis historias y que algunas veces o echáis mano a la polla porque aquello que leéis os sirve de estímulo para una buena corrida. Con saber que en alguna ocasión os habéis hecho una paja a mi salud me sentiría satisfecho. Hum... si fuera capaz de veros en ese momento.
Lo siento por mis lectores más jovenzuelos, pero siempre os imagino como tíos maduros que se excitan leyendo lo que un niñato pervertido e insaciable como yo soñaría con dejarse hacer por cualquiera de vosotros, calvos, gordos, viejos, peludos y canosos amigos.
Joder, ¿me leerá un Kiko Matamoros tan buenorro como éste?
Igual me cruzo con él por la calle sin que sepa que el que se la pone dura soy yo...
¿Me leerá el cabronazo de
mi compañero de piso sin que yo lo sepa?
A veces os imagino en la cama, en pelotas, con vuestros portátiles oscilando peligrosamente sobre vuestros regazos porque una mano está ocupada dándole a la zambomba. ¿Dejaréis que vuestros chorros de lefa manchen vuestro teclado? ¿Cerraréis la ventana haciendo click con uno de vuestros dedos pringosos antes de limpiaros?
Algunos seréis reputados y serios señores que por las noches os convertís en cerdos viciosos buscando historias pergueñadas por alguien aún más cerdo que vosotros, es decir, yo.
Incluso alguno, casado, no podrá acceder a mi blog desde casa y el muy cabrón lo hace desde el trabajo. Mirad al cara de cerdaco de la imagen siguiente. Seguro que se empalma y es capaz de levantarse a beber agua marcando bulto. ¿Manchará de precum la bragueta de sus calzoncillos blancos?
Hum...
Amigos, trataré de volver a mediados de julio.
Besos húmedos y calientes.
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