Una de las cosas que hacen enamorarme de un hombre a primera vista es su aparente sencillez. Fuera la artificialidad. Hay cantidad de hombres que se cruzan conmigo por la calle, que a mí me resultan impresionantes y que estoy seguro de que pasan injustamente desapercibidos para la mayoría; señores cuyo único arreglo (nunca considerado por ellos mismo como tal) ha consistido en la ducha; que se han afeitado o se han recortado la barba no por sentirse más guapos ni más atractivos, sino por pura corrección social; que quizá el único acto de coquetería haya sido embadurnarse con un poco de colonia de baño o tan ni siquiera eso. Pero incluso sin haberse peinado resultan enormemente atractivos, como imanes deambulantes e inconscientes, que atraen la mirada lasciva de jóvenes como yo.
Soñé que la Tierra era invadida por millones de hombres fuertes, de pelo en pecho, que querían molestarme.
viernes, 27 de febrero de 2009
martes, 24 de febrero de 2009
Joaquín
No sé si se deberá a la erótica del poder, pero lo cierto es que me siento atraído por bastantes políticos. Uno de ellos es Joaquín (paso de poner el apellido para que así no aparezca en los motores de búsqueda), del Partido Socialista, del que siempre he pensado que es un señor muy atractivo. Recuerdo qué entretenidos eran los telediarios cuando Joaquín era cabeza de partido y raro era el día en el que no aparecía en los noticiarios. Lástima que en los últimos años haya perdido gran parte de su atractivo; pero en sus tiempos me volvía loco, con esa barba y esos ojos azules. Ay, Joaquín, qué escándalo habríamos formado juntos si te hubieras fijado en mí...
lunes, 23 de febrero de 2009
George Lucas
El chulazo de la foto que está sobre estas líneas no es George Lucas, pero se le parece. Menuda pelambrera nívea gasta el tipo en cuestión. Me dan ganas de sentarse sobre sus piernas, en ese cálido atardecer, para acariciarle el pecho, las tetas, despacito, sintiendo cómo la polla se le pone dura bajo mi culo.
Pero de quien pretendía hablar es de George Lucas, ese genio que no es ni guapo ni atractivo, pero sí uno de esos hombres que va mejorando con el tiempo, con las canas y con los kilos. Lástima que se haya echado a perder en los últimos tiempos, al transformarse en un señor orondo y rosado, de pelo grasiento. Gran madurez, pero muy mala vejez. Me ahorro las fotos del aspecto actual.
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martes, 17 de febrero de 2009
Un pezón, un bigote.
Cada vez me gustan más esos torsos cubiertos de vello, esas espaldas plagadas de pelusilla que se queda adherida en las manos con el sudor del sexo o, simplemente, con el sudor pegajoso de la piel en la playa. Y qué decir del maromo de las fotos, con esa perilla de morsa reafirmando su rostro de macho en celo. Tiene que ser muy placentero que esa boca te coma la lengua mientras tu propia boca, ansiosa, sedienta, se inunda de labios, de lengua y de pelos, hasta quedarte sin respiración.
Hum... Ese pezón rosado, enhiesto, me está llamando y mis dientes quieren jugar con él.
Hum... Ese pezón rosado, enhiesto, me está llamando y mis dientes quieren jugar con él.
domingo, 15 de febrero de 2009
No tienes edad para eso
No puede negar que está borracho. Se ha puesto a cantar y a decir tonterías, hasta que le ha dado por quitarse el bañador y meterse en la piscina de su sobrino. Le he empezado a regañar; pero le ha entrado el bajón muy pronto y ha empezado a mirarme con esa cara de perrillo abandonado, y me ha ablandado el corazón.
La verdad es que está muy sexy en esa postura. Me está resultando muy erótico su culo blanco, mojado, contrastando con el resto de su piel bronceada. Me gustaría meter la mano en el agua y con un solo dedo, muy lentamente, recorrer el espacio estrecho, negro, de entre sus glúteos, hasta llegar al mismísimo agujero de su culo. Seguro que está muy jugoso, dispuesto a que mi dedo entre, después de haber acariciado el borde, haciendo círculos, una y otra vez.
La verdad es que está muy sexy en esa postura. Me está resultando muy erótico su culo blanco, mojado, contrastando con el resto de su piel bronceada. Me gustaría meter la mano en el agua y con un solo dedo, muy lentamente, recorrer el espacio estrecho, negro, de entre sus glúteos, hasta llegar al mismísimo agujero de su culo. Seguro que está muy jugoso, dispuesto a que mi dedo entre, después de haber acariciado el borde, haciendo círculos, una y otra vez.
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jueves, 5 de febrero de 2009
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