Cuando lo veo aparecer por el pasillo frotándose las manos, y con esa medio sonrisa, sé perfectamente lo que quiere. El aire se impregna del olor de la crema hidratante con la que ha suavizado sus manos; esas manos que se aferrarán a mi polla para pelármela con fuerza, sin descanso, hasta que me corra de gusto.
yo quiero uno así...jejeje
ResponderEliminarAugusto