Nos reímos cuando un hombre huele a Brummel; pero en el fondo nos encanta ese olor fuerte, penetrante, de macho limpio.
Estos hombres podrían usar Brummel y sabemos qué sucedería si estuviésemos cerca de ellos: que se nos haría la boca agua, nos pondríamos nerviosos y aspiraríamos ese olor a macho sin poder evitar el deseo de ser follados en el acto por semejantes animales fornicadores.
El poder de la Brummel es así.
Estos hombres podrían usar Brummel y sabemos qué sucedería si estuviésemos cerca de ellos: que se nos haría la boca agua, nos pondríamos nerviosos y aspiraríamos ese olor a macho sin poder evitar el deseo de ser follados en el acto por semejantes animales fornicadores.
El poder de la Brummel es así.
Buff, por ahí sí que no, jajaja. Odio el olor a Brummel, prefiero el del sudor del día, saludos.
ResponderEliminar¡Ja, ja, ja! No te creo.
ResponderEliminarSe me hace que el primer abuelo huele tan rico como luce.
ResponderEliminar¿Sólo el primero? ¡A mí me lo parecen todos!
ResponderEliminarUn beso