También están aquellos hombres que llevan años utilizando el clásico desodorante Williams; individuos que pasan a tu lado dejando tras de sí ese olor inconfundible que ya sólo puedo asociar a la machorrez, a la hombría, a la virilidad.
Cuando detecto a un hombre con olor a Williams me entran ganas de lanzarme hacia sus sobacos, imanes de carne caliente, y hundir mi nariz en su pelambrera blanca.
Papisitos, qué ganas de que me asfixiéis con vuestro olor a macho.
Cuando detecto a un hombre con olor a Williams me entran ganas de lanzarme hacia sus sobacos, imanes de carne caliente, y hundir mi nariz en su pelambrera blanca.
Papisitos, qué ganas de que me asfixiéis con vuestro olor a macho.
El primero huele a leña,
ResponderEliminarel segundo a jabón,
el tercero a sexo
y el último a ¡Soy tu perro!
Querrás decir que el primero huele a lefa, ¿no?
ResponderEliminarUn beso.