Y salí a la calle y había una marea humana, aunque más que humana era de machos, de tiarrones descamisados, semidesnudos, quienes me devoraban con los ojos a su paso. Todos se besaban, se tocaban, se sacaban las pollas y se las mamaban los unos a los otros. No importaba quién fueras, con quién fueras, si estabas emparejado no: todo era libertad, todo era sexo, una orgía sin fin.
Yo estoy de acuerdo no hay nada mas rico q ver a dos manganzones maduros como para ponerse a sudar o quien save asta mamar... jejeje
ResponderEliminary dejar rodar tú mano por el enter pierna asta logral conseguir aquel blanco y salodo pero delicioso nectar delas flores
Anthonio, veo que, como decimos por aquí, ¡te va la marcha...!
ResponderEliminarUn beso y gracias por tu comentario.